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    Juicio a Videla: una testigo declaró este jueves ante el tribunal

    Se trata de Norma San Nicolás, quien dio detalles de cuando estuvo detenida en la Unidad Penitenciara Nº 1 de Córdoba, en el marco del proceso que se realiza contra el ex presidente de facto y otros 30 acusados por delitos de lesa humanidad

    Se retomó este jueves el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla, el ex comandante Luciano Benjamín Menéndez y otros 29 acusados por crímenes de lesa humanidad, cometidos en esa provincia durante el último gobierno militar.

    En la audiencia, declaró como testigo Norma Susana San Nicolás, quien estuvo siete años cumpliendo prisión efectiva en la Unidad Penitenciaria Nº 1 y un año más con el régimen de libertad vigilada.

    San Nicolás fue detenida el 21 de octubre de 1975 y recuperó su libertad en octubre de 1982. Según señaló, fue llevada al D2, donde sufrió maltratos varios, sesiones de tortura y vejaciones sexuales. Por entonces era estudiante, delegada del centro de estudiantes de la Escuela de Ciencias de la Información.


    Parte de la declaración de San Nicolás

    El paso por la D2
    La testigo relató su paso por la D2. “Me desnudaron para aplicarme torturas. Cuando me tiraron en la celda, me dieron la ropa, pero estaba atada y no me podía vestir. No nos llevaban al baño y me había hecho mis necesidades encima y había menstruado por el estrés. Un médico me revisó y constató las heridas y los moretones”.

    “Después fui llevada a otra sala, en donde había una máquina de escribir. Me negué a firmar la declaración que supuestamente yo había hecho. Me amenazaron con que si firmaba mi declaración me llevaban a la cárcel, si no  me llevaban al cuartito, que era en donde torturaban a la gente. Entonces firmé. A fines de octubre o primeros días de noviembre me trasladan a la UP1.”

    Las condiciones de detención de las mujeres en la Unidad Penitenciaria
    “Al principio teníamos el régimen de los presos sociales, una cierta ventaja o derecho respecto de los otros,   teníamos visitas, diarios, calentadores y diversos elementos para realizar actividades.  Las presas políticas podíamos estar con nuestros hijos en la cárcel debido a nuestra escasa edad.”

    La testigo relató las vivencias durante las requisas que incluían vejaciones sexuales. “A la hija de Marta Rosetti le torcían los pies delante de su madre. Nos dieron plazo para retirar a nuestros niños y había compañeras que no tenían con quien dejarlos. Nos fuimos convenciendo de que lo mejor era que los niños dejaran el penal.  Algunos niños fueron con el Padre Aguilera. Los retiraban del pabellón y se los llevaban. No teníamos la seguridad de que hubieran sido entregados a las familias.”

    “Cuando nos trasladaron a Devoto en avión, nos golpearon muchísimo con algo que parecían gomas. Nos amenazaban con que nos iban a tirar al Río de La Plata. Las presas de Devoto se asustaron cuando nos vieron llegar desnutridas, sin haber tenido contacto con el sol, con la piel amarilla o azul.”

    “Me pusieron suero cuando llegué a Devoto.”

    “La comida era pésima. Era un líquido en el que nadaban bolas de grasa. Cuando había un hueso o algo de carne se lo dábamos a las presas que estaban embarazadas.”

    “Había varias guardias de militares. Variaban cada cinco o siete días. Algunas veces venían gendarmes y el trato era bastante más respetuoso.”

    “Nos cortaron el cabello con máquinas cero. A algunas presas las pelaron con forma de cruces o escalonadas. Esa requisa, según ellos, se produjo para ‘herir nuestra condición de mujer’, para hacernos sentir ‘mal o desagradables’.”

    “En nuestro piso había una persona que estaba embarazada. Era María Rosa Donalicio de Ponce. Rompió bolsa y nosotros pedíamos que la atendieran. Se la llevaron esa noche y tuvo su bebé. Creo que al bebé se lo dieron a la familia de ella.”

    “Estábamos las 24 horas con la luz prendida. Eera una especie de tortura. Muchas veces, cuando dormíamos, encontrábamos a alguien mirándonos por la mirilla de la celda.”

    “En los momentos de distensión aprendíamos poemas y canciones, hablábamos, tratábamos de hacer alguna manualidad. Por ejemplo, cuando encontrábamos algún hilo de toalla hacíamos macramé.”

    La muerte de Diana Fidelman
    “En abril, es la primera vez que sacan del primer piso a una de las compañeras que estaba con nosotros,  Diana Fidelman. Rosita Díaz era un personal penitenciario que venía por la noche. Ella se había estado riendo de las payasadas que hacíamos, porque simulábamos sobre cómo sería el traslado de cada una de acuerdo a su personalidad, o qué se llevaría cada una a un supuesto traslado. Eso nos generaba distensión.”

    “Nos avisaron de la celaduría que venían ‘los verdes’. Diana estaba en la misma celda que yo. Vinieron a buscarla y le dijeron que la iban a llevar a Judiciales. Preguntó por qué a esa hora, porque era muy extraño. Era de noche.”

    “Unos días después Diana volvió y nos contó que la habían llevado a la D2 con otros varones del pabellón ocho y que había sido sometida a varios tipos de tormentos, incluso que había sido violada.”

    “Después de eso, en mayo, el 17, vienen a buscar de nuevo a Diana y ella hablaba fuerte para que escucháramos. Explicaba que ya había sido sacada, interrogada, que estaba a disposición de la Justicia, que no entendía por qué la iban a llevar de nuevo. La ataron, la vendaron y se la llevaron.”

    “No pasó demasiado tiempo, pero se escucharon ráfagas y disparos. En un primer momento no asociamos que podía ser algo que le había sucedido a Diana, pero al otro día, cuando vino la celadora de la mañana, venía desencajada y nos dijo ‘los mataron a todos’. Las ráfagas se sentían cerca del Penal.”

    “La celadora nos dijo que con Diana se habían llevado a otros muchachos.”

    Los “traslados” de Esther Barberi , Mirta Abdón y Marta Rosetti de Arquiola, Liliana Páez y Marta González de Baronetto
    “Luego de unos días se escucha que se abre la puerta del pabellón. Entraron varias personas con ropa militar, no les pude ver la cara pero si oí el diálogo. Entraron a buscar a Esther Barberi. Ella preguntaba por qué la sacaban a esa hora y le contestaron que no hiciera más difícil las cosas, que tenían orden de trasladarla. La maniataron y la sacaron.”

    “Al ratito sacaron a Mirta Abdón y la llevaron por el pabellón. Ella, a los gritos, preguntaba a dónde la llevaban, luego de esto, nunca más regresaron.”

    “Marta Rossetti de Arquiola hablaba con las compañeras y se despedía, porque sabía que venían a matarla. Ella había escrito una solicitada denunciando la desaparición de los hermanos Chabrol. En el momento que la detienen, ella había visto en la celda de la D2 el nombre de uno de los hermanos Chabrol.”

    “En el mes de agosto vinieron a buscar a Liliana Páez. Ella estaba sancionada en las celdas de castigo. Estaba en el piso superior. Esa mañana la llevaron a ella, a Avendaño y a Galarraga a Judiciales.”

    “Marta González había parido a su hijo Lucas en condiciones infrahumanas. Atada y esposada a la cama. Cuando la vienen a buscar, por la mañana, pensó que la venían a buscar para llevarla a hacer el trámite de anotar a su hijo. Le pidió la campera a una compañera y me dice a mí ‘lo voy a anotar al Lucas’. Sentí, por esa intuición que tenemos las mujeres, que no era para eso. Lo primero que se me ocurrió fue decirle ‘preparate para lo que sea’. Y bueno, así se retiró del pabellón. No vi que la vendaran, pero supongo que en algún momento lo hicieron. Después se escucharon las ráfagas y nos enteramos que habían llevado también a cinco compañeros varones.”

    “Marta González era muy instruida. Era maestra. Tenía carácter alegre, buena voz y participaba de coros. Nos enseñaba a hacer gimnasia rítmica en el patio. Era muy buena madre. A su hija Mariana la tuvo junto a ella en el pabellón mientras pudo, y estaba muy contenta del embarazo de su hijo Lucas. Ella quedó embarazada en la cárcel, durante las visitas íntimas.”

    La muerte de José Moukarzel. Incidente con Alsina
    “Percibimos que había una serie de movimientos extraños. Escuchábamos golpes. Después supimos que clavaron estacas en el patio.”

    “La guardia del teniente Alsina se caracterizaba por ser muy violenta.”

    “Unos días antes, Alsina había sacado a las detenidas Galárraga y Charo Muñoz, y las había llevado a un patio interno. Había estaqueado a Charo Muñoz. Pretendía que Galárraga le echara agua a Charo, mientras ella estaba en esa situación.”

    “Hizo que Charo se arrastrara en el barro antes de estaquearla.”

    “Tratábamos de evitar cualquier gesto que fuera tomado como una provocación por este teniente.”

    “No podía tragar la comida porque estábamos escuchando lo que pasaba en el patio y me paré. En ese momento, entró Alsina. Me vio parada y me dijo ‘¿querés ver?’. Me agarró del brazo y me llevó a una celda. Abrió la ventana y me dijo mirá lo que soy capaz de hacer con todos ustedes.”

    “Vi a una persona abierta de pies y manos, desnuda, mojada, muy delgada, alta y a otras personas más. La visión es muy limitada porque eran las primeras celdas.”

    “Sé que era el teniente Alsina porque al principio, como no les conocíamos los nombres, le habíamos puesto ‘Remolino’, por la violencia con la que entraba. Después al escuchar al personal llamarlo ‘teniente Alsina’  supimos que se llamaba Alsina.”

    “Se hizo la noche y el compañero seguía allí, prácticamente no se quejaba, pero sabíamos que seguía allí porque las compañeras que estaban en las celdas que daban al patio nos lo dijeron.”

    “Cuando ya había anochecido se cortó la luz y Alsina subió hecho una furia, insultando al personal penitenciario por su ineptitud, por no poder lograr que la luz volviera. Al día siguiente las compañeras nos dijeron que se lo habían llevado.”

    “A Mones Ruiz le decíamos ‘Avispón Verde’. Tenía marcas como de viruela en la cara.”

    Su situación judicial
    “Tuve una causa por asociación ilícita e infracción a la ley 20.840, en el Juzgado Federal  Nº 1, a cargo del  Dr. Zamboni Ledesma.”

    “Fui trasladada al juzgado y allí el juez Zamboni Ledesma me tomó una nueva declaración. Le advertí del certificado del médico forense que había constatado las torturas y en qué condiciones había firmado aquella declaración en el Departamento de Informaciones.”

    “Mi primer abogado fue el Dr. Vaca Narvaja, que después encontré en el cine del penal, en calidad de detenido. Por eso tuve al defensor oficial Molina.”

    “Me llevaron al juzgado una segunda vez y ahí el Dr. Molina me llamó aparte, no delante del juez, y me sugirió que no insistiera con la denuncia de la tortura ni con las cosas que habían sido robadas de mi casa cuando me fueron a detener. Me dijo que tenía suerte, que estaba sola en la causa. Que investigar la tortura y el robo iba a demorar la causa y que, si me quedaba piola, eso iba a agilizar las cosas, que en tres meses iba a quedar en libertad.”

    “Estuve presa hasta 1982 y después con libertad vigilada, debiéndome presentar en el D2 ante aquellas personas que me habían detenido y torturado.”

     

    Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).

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